La naturaleza nos ha regalado muchas plantas que nos ayudan a luchar contra los efectos del estrés. Estos extractos naturales a menudo adoptan el nombre de "adaptógenos", dado que nos ayudan a adaptarnos o a superar el estrés. Durante muchos años estas plantas se han usado para:

  • Restablecer la vitalidad en personas debilitadas o propensas a las enfermedades.
  • Aumentar la sensación de energía,
  • Mejorar el rendimiento físico y mental.
  • Prevenir los efectos negativos del estrés y mejorar la respuesta del cuerpo ante ellos.

Algunos de los adaptógenos más efectivos son el ginseng, la rhodiola, la lavanda y la ashwaganda. Este artículo se centra en el ginseng.

 Se ha demostrado que los dos tipos de ginseng, el siberiano y el chino, mejoran nuestra capacidad para sobrellevar el estrés, tanto físico como mental. Se considera que esta acción antiestrés se lleva a cabo mediante los mecanismos que controlan las glándulas adrenales. El ginseng retrasa el inicio del estrés y reduce la gravedad de la "fase de alarma" de la respuesta corporal al estrés a corto y a largo plazo (también conocido como el síndrome de adaptación general).

 Las personas que toman ginseng suelen experimentar una mayor sensación de bienestar. Algunos estudios clínicos han demostrado que los ginsengs siberiano y chino reducen significativamente los sentimientos de estrés y ansiedad. Por ejemplo, en un estudio clínico a doble ciego con unos enfermeros que habían cambiado el turno del día a la noche evaluaron sus propios niveles de competencia, estado anímico y bienestar general, y se les realizó una prueba de rendimiento mental y físico, además de un recuento de glóbulos y una evaluación de química sanguínea. El grupo que tomó ginseng chino mostró unas mejores puntuaciones en competencia, parámetros de estado anímico y rendimiento físico y mental que el grupo que recibió placebos. Los enfermeros que tomaron ginseng estaban más alerta aunque más tranquilos, y mostraron un mejor rendimiento que aquellos que no tomaron ginseng.

 Además de estos estudios humanos, las pruebas con animales han demostrado que el ginseng tiene unos significativos efectos antiansiedad. En varios de estos estudios, los efectos de alivio del estrés eran comparables con el diazepam (Valium), aunque el diazepam tiene efectos adversos que incluyen cambios de comportamientos, efectos sedativos y una actividad motora limitada, mientras que el ginseng no tiene ninguno de estos efectos negativos.

 Según los estudios clínicos con personas y animales, el ginseng parece ser significativamente beneficioso para las personas que sufren estrés y ansiedad. El ginseng chino suele considerarse más potente que el siberiano, y es probablemente mejor para alguien que haya sufrido mucho estrés, se esté recuperando de una larga enfermedad o haya tomado corticoesteroides, como la prednisona, durante un largo periodo. Para aquellos que sufren un estrés entre leve y moderado y tengan una función adrenal menos limitada, es posible que el ginseng siberiano sea la mejor opción.

 Las dosis son las siguientes:

Ginseng chino o coreano (Panax ginseng):

  • Raíz cruda de ginseng de gran calidad: 1.5-2 g, 1-3 veces al día
  • Extracto fluido : 2-4 ml (½-1 cucharadita), 1-3 veces al día
  • Extracto seco en polvo estandardizado para contener un 5 % de ginsenósidos: 250-500 mg, 1-3 veces al día

Ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosus):

  • Raíz seca: 2-4 g, 1-3 veces al día
  • Extracto fluido (1:1): 2-4 ml (½-1 cucharadita), 1-3 veces al día
  • Extracto sólido (seco, en polvo), (20:1 o estandardizado para contener más de un 1 % de eleuterósido E): 100-200 mg, 1-3 veces al día

Si padeces síntomas de estrés, es buena idea probar un remedio natural como el ginseng, que tiene una absorción corporal más sencilla que los medicamentos farmacéuticos y no tiene efectos secundarios adversos.