Como Midlife Whisperer™, mi estilo de vida positivo y sin edad se centra en una dieta basada en alimentos integrales de origen vegetal, el movimiento diario y una mentalidad de crecimiento. Mis rutinas diarias de cuidado de la piel y bienestar incorporan productos naturales, pasar tiempo con la naturaleza y la autocompasión consciente. Un día común y corriente para mí sería el siguiente.

A primera hora de la mañana: los 5 tibetanos, té verde y cuidado de la piel

6:30 a. m.

Me despierto de forma natural con el sol. Las únicas excepciones son en pleno verano, cuando el sol sale antes de las cinco o cuando tengo que tomar un vuelo temprano. Despertarse con el sol afecta favorablemente los ritmos circadianos. Uno se siente más positivo y alerta, y es más fácil salir de la cama. 

Antes de levantarme, me tomo un momento para establecer una intención positiva de cara al día, completando la frase “Hoy me propongo...” con algo como:

  • …ayudar a los demás y marcar la diferencia en el mundo.
  • …guiarme por mi intuición.
  • …estar presente y atento.

6:35 a. m.

Me aplico un desodorante natural y me visto. Trabajo desde mi casa, así que tiendo a vestirme de forma cómoda con pantalones de mezclilla y suéteres o playeras. Solía vestirme mucho de negro y gris, pero ahora me gusta llevar colores porque pueden influir de manera positiva en mi estado de ánimo. Por ejemplo, el color bermellón puede hacer que uno se sienta con los pies en la tierra, el naranja es energizante, el rosa está relacionado con la liberación de la hormona del bienestar, la dopamina, y el azul puede potenciar la intuición. 

Luego, realizo el enjuague con aceite, una antigua práctica ayurvédica que ayuda a eliminar las bacterias y promueve la salud de las encías y los dientes. Las investigaciones demuestran que esto podría ayudar a reducir la gingivitis e incluso a prevenir las caries. Algunos profesionales creen que también ayuda a reducir la inflamación. Consiste en hacer buches con aceite (de ajonjolí, girasol o coco) durante 5 a 20 minutos y luego escupir el aceite. 

Mientras se hacen los buches, sigo un ritual llamado los 5 tibetanos. Es una práctica antigua de yoga que consiste en una serie de cinco ejercicios que se hacen 21 veces cada uno. Llevo haciendo este ritual desde hace más de una década y creo que aumenta la energía, la fuerza, la coordinación y la vitalidad en general. Algunas personas aseguran que es la fuente de la juventud. 

7:00 a. m.

¡Es hora de tomar un poco de cafeína! Hiervo agua filtrada para el y hago mi rutina de cuidado de la piel. Bebo té verde debido a sus antioxidantes y beneficios para la salud. Las investigaciones indican que el té verde puede ayudar a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer, a reducir la inflamación e incluso a potenciar la función cerebral y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Es posible que un par de veces a la semana tome una taza de café con setas o té chai en lugar de té verde. Uso una prensa de café o un infusor de té de acero inoxidable para prepararlo.

Mi rutina de cuidado de la piel es sencilla pero eficaz. Empleo productos naturales antienvejecimiento, tales como crema limpiadora, tónico, sérum, crema humectante y crema de ojos rejuvenecedora. Uso un rodillo facial de cuarzo rosa para estimular el flujo sanguíneo, desinflamar el rostro y darle luminosidad a mi piel. 

Si estoy grabando un video o tengo una reunión importante o me presento en televisión, me maquillo de forma natural. Una vez más, lo hago de forma sencilla: bálsamo para imperfecciones, corrector, sombra de ojos y rímel. Siempre llevo un bálsamo labial con color, tanto delante como fuera de las cámaras.

Día de trabajo, desayuno y almuerzo

7:15 a. m.

Tomo mi té verde y me dirijo a mi oficina en casa. Antes de empezar a trabajar, pongo en marcha mi difusor de aceites esenciales. Utilizo diversos aceites esenciales en función de mi estado de ánimo y del tipo de trabajo que vaya a realizar. Puedo utilizar aceite de menta o de cítricos para mejorar la concentración y sentirme con energía o lavanda si quiero sentirme tranquila y relajada. Para mantenerme bien hidratada, tengo una botella de agua llena en mi escritorio y procuro beber durante todo el día. 

9:30 a. m.

Para maximizar mi productividad y energía, trabajo en bloques de 1 a 2 horas. ¡Así que, a las 9:30 de la mañana, suele ser el momento de hacer una pausa y desayunar! La mayoría de las mañanas tomo un batido verde y pan sin gluten con mantequilla orgánica de cacahuate o de frutos secos. Los batidos verdes son deliciosos y una forma maravillosa y rápida de consumir varias porciones de frutas y verduras. Mi meta es consumir entre 8 y 10 porciones al día. 

Mi prometido es una jardinero experto que nos construyó un invernadero, así que tenemos col rizada fresca durante la mayor parte del año, aunque vivamos en Vermont. Mi batido verde para dos personas consta de col rizada, un plátano, frutos del bosque, proteína vegana en polvo o proteína de colágeno, y canela, que puede ayudar a estabilizar el azúcar en sangre. Con frecuencia le añado superalimentos como cacao en polvo, semillas de chía o cáñamo, bayas de goji o espirulina, para darle mayor valor nutritivo. 

Hace muchos años me diagnosticaron la enfermedad de Hashimoto, una afección autoinmune que afecta la glándula tiroides, y por eso sigo una dieta sin gluten. Las investigaciones preliminares indican que evitar el gluten puede ayudar a aliviar algunos de los síntomas de la enfermedad de Hashimoto y a reducir la inflamación, aunque es necesario hacer más investigaciones, sobre todo en quienes no tienen también la enfermedad celíaca, para saberlo con seguridad. Me resulta fácil comer de esta manera porque existen muchos productos excelentes sin gluten, como el pan, la pasta y las galletas saladas.

Después de desayunar, tomo mis suplementos matutinos, que incluyen vitamina D (tan importante, sobre todo en invierno), un complejo multifuncional elaborado para mujeres mayores de 50 años, un complejo de curcumina (es un potente antiinflamatorio y antioxidante) y un probiótico. Si siento que se aproxima un resfriado u otro tipo de virus, tomo extracto de hoja de olivo y un suplemento que favorece el bienestar.

1:00 p. m.

Para el almuerzo, me sirvo una buena ensalada que contenga una amplia variedad de verduras, como zanahorias, col roja, rábanos, coliflor, pimientos, calabacín, calabaza de invierno, algas y aceitunas; me gusta alimentarme siguiendo el arco iris. 

Por lo general, la base son las verduras del jardín, como la col rizada, la acelga o la col silvestre. Corto las verduras y añado un poco de aceite de oliva, vinagre o zumo de limón y sal marina, y literalmente masajeo la col rizada con las manos hasta que esté tierna y de color oscuro. Para las proteínas, añado tofu, granos (los frijoles negros y los garbanzos son mis preferidos) o pescado enlatado (atún, salmón o sardinas). Lo mezclo con un aderezo de ensalada ecológico y le pongo por encima frutos secos o semillas

Después de almorzar, doy un paseo largo con mi border collie, Rosie. A media tarde, ambas necesitamos salir de casa. Tengo la suerte de vivir en una isla preciosa en la que viven ciervos, zorros y numerosos pájaros, así que nuestro paseo se convierte siempre en una aventura, sobre todo para Rosie, a quien le encanta perseguir ardillas. 

4:00 p. m.

Por las tardes suelo tomar una taza de té de hierbas, sobre todo en invierno. No consumo cafeína por la tarde porque puede interferir con mi sueño. 

Autocuidado nocturno, yoga, cena y desconexión

5:30 p. m.

¡Hora de bañarme! Esta es una de mis partes favoritas del día y sirve de transición entre el trabajo y la relajación o el juego. Tengo la suerte de tener una ducha de vapor que se ha convertido en mi santuario de autocuidado preferido. 

En los últimos años, he eliminado la presencia de sustancias químicas sintéticas en mis productos de cuidado personal y de limpieza. Uso un champú y un acondicionador de origen natural para cabellos plateados y rizados, y jabones naturales, mi favorito es el de leche de cabra. Uso una esponja vegetal o corporal para exfoliarme y una piedra pómez para los pies. Los fines de semana, me doy un baño largo y caliente en mi enorme bañera roja. Le añado una bola de baño terapéutica, que es muy divertida y huele de maravilla. 

Después de bañarme en la tina o en la ducha, hidrato mi cuerpo con una mezcla de manteca de karité y aceites esenciales relajantes. En la cara uso un tónico, un sérum de noche, una crema para el contorno de ojos y una crema hidratante de noche. He comprobado que si no hago mi rutina nocturna de cuidado de la piel inmediatamente después de la ducha, entonces ya no la hago. 

6:00 p. m.

Practico yoga por mi cuenta o asisto a una clase a través de Zoom.

7:00 p. m.

Cena. Entre mis 30 y 50 años, era una chef famosa y preparaba comidas complicadas casi todas las noches, lo cual era agotador. Hoy en día, mis cenas son ligeras y sencillas. A veces como verduras crudas cortadas con humus y una hamburguesa vegetal o un salteado vegetariano sencillo con quinua o arroz integral. 

También me encanta la pasta de garbanzos o lentejas sin gluten porque tiene muchas proteínas y fibra. La mezclo con verduras ligeramente salteadas y pesto. 

Mis suplementos nocturnos comprenden un complejo de calcio y magnesio, curcumina y un complejo de hongos.

De 9:00 a 10:00 p. m.

Hora de acostarse. El sueño es una de mis mayores prioridades y la clave para sentirme bien. Una hora antes de acostarme apago todas las pantallas. Para desconectarme, leo, escribo en mi diario o medito. 

Después de una buena noche de sueño, ¡me siento con fuerzas y lista para volver a comenzar mi rutina al día siguiente!