Come sabiamente. Pregúntele a cualquier persona qué da más fuerza: la carne o las verduras, él responderá: la carne. La gente cree que la carne da más energía porque tiene más calorías que las verduras. Pero si aplica un enfoque empresarial, quedará claro que el cálculo no son ingresos, sino ganancias, lo que significa que habrá que tener en cuenta los costes. En la dieta funciona el mismo principio que en el mundo empresarial: la carne aporta mucha energía, eso es seguro, pero piensa en ¿cuánta energía se necesita para digerirla y asimilarla? ¿Cuánto te quedará para el caso? Casi nada. Por eso apetece tanto dormir después de una comida copiosa con carne. Por el contrario, las verduras contienen pocas calorías, pero se gasta poco en su asimilación, lo que deja un excedente de energía para tu trabajo. Motívate con un sentimiento de orgullo. En un experimento, se invitó a tres grupos de personas a una sala con pasteles de chocolate. Al primer grupo se le recordó la culpa que experimentarían después de comerse el pastel. Al segundo se le pidió que pensara en lo orgullosos que estarían de su fuerza de voluntad si pudieran resistir la tentación. El tercer grupo no recibió instrucciones. Y aquí está el resultado: aquellos cuyo orgullo clamaban los experimentadores eran los que menos comían. Conclusión: El orgullo resiste mejor la tentación que la culpa. La vergüenza y la culpa absorben la fuerza necesaria para luchar contra la tentación. El orgullo, por otra parte, da energía que alimenta la voluntad de resistencia. Este hecho es de cierta importancia para resistir debilidades humanas tan comunes como comer en exceso, la procrastinación y la pereza.
