Si últimamente sientes cansancio, tengo una noticia excelente: ¡la comida puede ayudarte a combatir esa fatiga! Pero antes de hablar de cómo alimentarse para tener más energía es importante tratar la cuestión del sueño.

Recientemente, ha habido muchos estudios que demuestran que el sueño es verdaderamente tu mejor amigo en lo que respecta a tu salud cerebral, y no resulta sorprendente que también lo sea en cuanto a los niveles de energía. Si no dormimos suficientemente, sucede algo interesante: tenemos antojo de hidratos de carbono simples. Son estimulantes. Me siento fatal, estoy muy cansado, no he dormido, estuve despierto hasta las tantas horas de la noche, he dormido mal... Quiero una rosca de pan o un pretzel, ¡¡¡rápido!!! Si como esos hidratos de carbono simples me van a hacer sentir bien y, de algún modo, me devolverán la vida...

¡Espera, es un truco! Lo que sucede realmente es que el cuerpo dice: “Quiero el azúcar, quiero los hidratos de carbono simples, quiero el café..., ¡pero resulta que simplemente te hacen sentir peor! Ahora te arrastras por ahí intentando metabolizar la comida. Esa rosca de pan te causa pesadez en el estómago y actúa como el azúcar, disparando la insulina, y estás en una montaña rusa. Te estás quedando sin gasolina. ¡Necesitas llenar el depósito con un combustible de calidad! Cuando no duermes lo suficiente, comienza el ciclo y vas dando vueltas por ahí sintiéndote fatigado.

Cuando notas la fatiga, ¡es muy importante ir en contra de ese antojo! En lugar de ir a buscar la rosca de pan, come verduras: huevos con verduras, ensaladas, alimentos más ligeros, acompañados de proteínas saludables o bebe té verde. Sin duda, es contrario a la intuición, porque a tu cuerpo se le ANTOJA lo inadecuado. Pero, en realidad, es exactamente entonces cuando deberíamos elegir la opción más sana. La comida correcta comenzará a eliminar la fatiga y la confusión. 

Además, te recomiendo firmemente (¡y con cariño!) cambiar un poco tus hábitos de sueño. No es fácil de hacer, lo sé. Por ejemplo, si te acuestas 15 minutos antes —óptimamente media hora, pero digamos sencillamente que puedes variar 15 minutos—, aumentarás el sueño óptimo que se produce en las primeras horas. No comer tres horas antes de acostarse te permitirá digerir la comida, y es otro hábito estupendo qué cultivar para incrementar el sueño de calidad y disfrutar de más energía. Luego, serás capaz de tomar decisiones alimenticias más saludables a lo largo del día — ¡un círculo virtuoso que trae recompensas grandes!

La deliciosa receta de batido de frutas para el desayuno que aparece a continuación procede de mi amiga Drew Ramsey, doctora en Medicina, y su fenomenal libro Eat Complete: The 21 Nutrients That Fuel Brainpower, Boost Weight Loss, and Transform Your Health (Come de forma completa: los 21 nutrientes que estimulan el poder cerebral, estimulan la pérdida de peso y transforman la salud). ¡Es una forma estupenda de empezar el día!

Batido de frutas y verduras con kiwi

Puede que seas escéptico en cuanto a empezar el día con 4 tazas de verduras, pero eso pasará rápidamente. Mezclar verduras en tus batidos de frutas es una manera sencilla de fomentar la ingesta de nutrientes. La fibra de las verduras y las proteínas del kéfir te mantendrá saciado más tiempo, y los cultivos activos del yogur y el kéfir promueven la salud intestinal general. Para evitar el sabor amargo, asegúrate de que los kiwis están maduros, lo que significa que deberían estar blandos al tocarlos. Deja los kiwis duros en la mesa durante dos o tres días para que maduren. ¡Disfrútalo!

Ingredientes:

2 tazas de espinaca fresca cruda
2 tazas de kale crudo
2 kiwis maduros, pelados y cortados en cuartos
1 taza de yogur natural (2 % de grasa) o kéfir natural
1/4 de taza de almendras
1/4 de taza de semillas de chía
2 cucharadas de miel
4 cubitos de hielo
1 taza de agua fría, o más, según sea necesario

Introduce la espinaca, el kale, los kiwis, el yogur/kéfir, las almendras, las semillas de chía y la miel en una licuadora junto con los cubitos de hielo y el agua fría. Mezcla hasta que esté suave y añade algunas cucharadas más de agua fría para ajustar la consistencia si es necesario. Reparte el contenido equilibradamente entre dos vasos y sírvelo inmediatamente.