Los humanos han usado cúrcuma por casi 4000 años. Ha sido usada como tinte, especia de cocina y para fines medicinales por miles de años, y contamos con tratados en sánscrito que indican que la especia se usaba desde tiempos de la antigua India. El nombre cúrcuma tiene su origen en el latín terra merita (tierra meritoria), debido al color dorado de la raíz. La especia proviene de la planta Curcuma longa, un miembro de la familia de las zingiberácea. Es cultivada por su tallo, el cual es secado y molido hasta convertirlo en un polvo amarillo con el sabor agridulce que conocemos y amamos.

El componente principal en la cúrcuma que ha suscitado mucho interés es la curcumina. Se ha informado que este polifenol curcuminoide tiene propiedades medicinales, entre las que se encuentran el control de las condiciones inflamatorias, el tratamiento de las enfermedades degenerativas de la vista e incluso el síndrome metabólico. Los polifenoles son metabolitos vegetales diseñados para ayudar a que la planta se defienda de los rayos UV, los insectos, las bacterias e incluso los virus. Estos contribuyen al amargor de los alimentos, la acidez, el color, el sabor y la capacidad oxidativa.

‌‌‌‌¿Qué son los polifenoles?

Los polifenoles como la curcumina han ganado popularidad desde que los estudios epidemiológicos comenzaron a mostrar repetidamente que una dieta rica en polifenoles podría ofrecer beneficios antiinflamatorios. A nivel molecular, los polifenoles estabilizan las reacciones de oxidación en los componentes celulares. Las reacciones de oxidación pueden producir daños a los orgánulos dentro de la célula, uno de los cuales es la mitocondria, la fuente de poder de la célula, donde gran parte de la energía de esta se produce usando el oxígeno que respiramos. Se ha observado que el consumo de alimentos con propiedades antioxidantes, como bayas, nueces, grasas saludables y cúrcuma ayuda a mantener los niveles de daño oxidativo. 

‌‌‌‌¿Cuáles son los beneficios de la curcumina?

Múltiples estudios de investigación han mostrado que la curcumina podría ayudar a limitar los marcadores del estrès oxidativo en la sangre al influenciar la actividad de las enzimas que neutralizan los radicales libres.  La inflamación es un complejo conjunto de reacciones que ocurren en cualquier tejido como respuesta al estímulo irritante dentro o fuera de dicho tejido. El objetivo es proteger el tejido y eliminar la causa inicial de la lesión celular, pero la inflamación prolongada y sin regulación puede hacer que se dañe más tejido del esperado.

Para crear esta vía, las moléculas señalizadoras son creadas y liberadas por las células, lo que lleva a un ciclo perpetuo de creación de más células y moléculas inflamatorias, lo que a su vez se traduce en mayor inflamación. En muchos estudios, se ha demostrado que la curcumina bloquea estas células señalizadoras y así mantiene el número de células y proteínas inflamatorias. Sin embargo, en muchos de estos estudios los investigadores han descubierto que la curcumina tiene una baja biodisponiblidad. Así que, cuando se ingiere, esta es absorbida de forma deficiente por el tracto gastrointestinal, siendo metabolizada y eliminada rápidamente del cuerpo. El uso de la curcumina en los alimentos ricos en lecitina, como los huevos, aceites vegetales y los yogures de suero de leche podría ayudar a incrementar su absorción en el intestino. Los estudios en los que se combinó la curcumina con la piperina, un componente natural de la pimienta negra, mostraron un incremento 20 veces mayor en la concentración de curcumina ya que la piperina retrasa el metabolismo de la curcumina.

‌‌‌‌¿Cuáles son las consecuencias de la inflamación?

Es importante recordar que la inflamación es la repuesta natural del cuerpo a un irritante, y que existen dos tipos de respuestas inflamatorias. La respuesta inflamatoria aguda tiene corta duración y usualmente se debe a un irritante momentáneo, como una bacteria, un virus o una lesión. Sí, si la inflamación continúa, la respuesta inflamatoria pasa a una segunda fase. A esta etapa se le conoce como fase crónica, y si no se controla, puede producir diversas afecciones crónicas. Algunas de las señales de una inflamación crónica pueden ser no específicas, pero podrían incluir dolor en las articulaciones, dolor corporal, fatiga crónica, insomnio, decaimiento y aumento o pérdida de peso.

La artritis, más concretamente la osteoartritis, ha sido vinculada con la inflamación crónica. Diversos estudios han mostrado mejoras en el dolor de las articulaciones de la rodilla mediante el uso de suplementos con curcumina en dosis de 500 mg a 2 gramos por día. Si bien estos estudios no han mostrado que los marcadores en la sangre bajan, se cree que estos hallazgos se debieron a las proteínas inflamatorias que residen dentro del espacio articular para la artritis. En uno de los estudios, se observó que el alivio del dolor articular llegó dos horas después de ingerir un suplemento de curcumina en comparación a la hora que le tomó al ibuprofeno, un fármaco antiinflamatorio no esteroideo: el medicamento recomendado para la artritis. La duración de la suplementación con curcumina osciló entre 4 a 12 semanas.

El síndrome metabólico, un predecesor de la diabetes tipo 2, es otra condición que podría estar asociada con la inflamación, y que está conformada por un número de síntomas, entre los que están la resistencia a la insulina, los niveles elevados de glucosa en sangre, los triglicéridos elevados, bajo HDL ("el colesterol bueno"), LDL elevado ("el colesterol malo") y la obesidad. En muchos de los estudios con curcumina y síndrome metabólico, la primera mostró que mejora la sensibilidad a la insulina, reduciendo la presión arterial y los marcadores inflamatorios. En uno de estos estudios, 1 gramo de suplementación durante un mes produjo una reducción de los niveles de triglicéridos, pero no produjo cambios en los niveles de colesterol o en la grasa corporal. Si bien la inflamación, los triglicéridos y el colesterol elevados también han mostrado que incrementan el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, se cree la suplementación con curcumina podría reducir este riesgo.

‌‌‌‌Cómo tomar la curcumina

Los curris que contienen cúrcuma, la especia natural, tienen un contenido de curcumina que en promedio equivale al 3 % del peso seco de la especia. Los sazonadores curri en polvo tendrán niveles mucho menores de cúrcuma y, por lo tanto, niveles mucho menores de curcumina. Los tés que contienen cúrcuma y otras bebidas como la leche dorada son otras alternativas que puede consumir para aprovechar las propiedades antiinflamatorias de la curcumina. De forma similar a los curris, el contenido de curcumina variará.

Los suplementos nutricionales de curcumina que contienen extractos de la raíz de cúrcuma son otra forma de consumir curcumina. Las etiquetas mostrarán distintos porcentajes para el contenido de extracto de curcumina. Los controles de calidad independientes y los laboratorios de garantía de calidad evaluarán e inspeccionarán los productos para validar estas afirmaciones y podrían certificar las etiquetas si así lo solicita el fabricante del producto. Algunas fórmulas usadas en la elaboración de suplementos nutricionales con curcumina también contendrán otros extractos, como, por ejemplo, extracto de pimienta negra (piperina) o mezclas patentadas que contengan goma vegetal u otras fórmulas con lípidos para tratar de incrementar la biodisponibilidad de curcumina. Por último, la curcumina también ha mostrado que puede servir como agente tópico dentro de las fórmulas de láminas de colágeno, emulsiones, esponjas y vendas para fomentar la salud de la piel.

‌‌‌‌Dosificación y seguridad respecto a los suplementos de curcumina

La curcumina ha sido reconocida como un compuesto seguro por la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos. La dosis diaria máxima recomendada oscila entre 3 mg/kg a 4–10 gramos por día. Hasta la fecha, no existen pruebas que demuestren alguna consecuencia de largo plazo por el uso prolongado de curcumina, ya que la mayoría de estudios en los que se ha usado el extracto han durado de 1 a 3 meses. Si bien no se han reportado efectos adversos asociados al uso de la curcumina, algunos de los efectos secundarios podrían incluir diarrea, dolor de cabeza, erupciones cutáneas y heces amarillas.

Si usted está tomando medicamentos, consulte con su doctor si está considerando empezar a usar suplementos de curcumina. Los estudios in vitro han mostrado que la curcumina incrementa el riesgo de sangrado en los pacientes que ya están tomando anticoagulantes, así que debe consultar con su doctor acerca de cualquier posible interacción entre los fármacos o cualquier duda que tenga. También se han reportado alergias por contacto a la curcumina en polvo, como, por ejemplo, picazón o erupciones cutáneas. Si experimenta alguno de estos síntomas, deje de usar inmediatamente. Y sobre todo, si experimenta jadeos, falta de aliento, dificultad para tragar o hinchazón de los labios, deje de usar cualquier producto que contenga curcumina y llame a los servicios de urgencias locales de forma inmediata.

En general, la curcumina ha mostrado un gran potencial como sustancia alternativa y podría ayudar a mantener el funcionamiento saludable. Es una gran especia que agrega un refrescante sabor y color a los alimentos, particularmente al pollo y a las verduras. Combinada con bayas, carnes magras y grasas saludables, su dieta estará llena de polifenoles.

Recuerde, si elige comenzar a tomar un suplemento nutricional, siempre consulte con su médico y asegúrese de leer la etiqueta del producto para determinar la cantidad de curcumina que va a consumir.

Referencias:

  1. Biswas, S.; Does the Interdependence between Oxidative Stress and Inflammation Explain the Antioxidant Paradox? Oxid Med Cell Longev. 2016. doi: 10.1155/2016/5698931. Epub 2016 Jan 5.
  2. Carlsen, M., Halvorsen, B., Holte, K., et al.; The total antioxidant content of more than 3100 foods, beverages, spices, herbs and supplements used worldwide. Nutr J, 2010. 9: p. 3.
  3. Chaudhari, S., Tam, A., Barr, J.; Curcumin: A Contact Allergen. J Clin Aesthet Dermatol, 2015. 8(11): p. 43-48.
  4. Dei Cas, M., Ghidoni, R.; Dietary Curcumin: Correlation between bioavailability and health potential. Nutrients, 2019. 11(9): p. 2147.
  5. Hewlings, S., Kalman, D.; Curcumin: A Review of Its’ Effects on Human Health. Foods, 2017. 6(10): p. 92.
  6. Higdon, J., Drake, V., Delage, B., Howells, B.; Curcumin. Oregon State University. Linus Pauling Institute. Micronutrient Information Center. Webpage. 2016. Accessed 04/19/2020.
  7. Kunnumakkara, A., Sailo, B., Banik, K., et al.; Chronic diseases, inflammation, and spices: how are they linked? J Transl Med, 2018. 16(1) p. 14.
  8. Kunnumakkara, A., Bordoloi, D., Padmavathi, et al.; Curcumin, the golden nutraceutical: multitargeting for multiple chronic diseases. Br J Pharmacol. 2017. June;174(11):1325-1348. doi: 10.1111/bph.13621. Epub 2017 June.
  9. Pahwa, R., Goyal, A., Bansal, P., et al.; Chronic Inflammation. In: StatPearls Webpage. 2020; Accessed 4/19/2020.
  10. Pandey, K., Rizvi, S.; Plant polyphenols as dietary antioxidants in human health and disease. Oxid Med Cell Longev, 2009. 2(5): p. 270-278.
  11. Prasad, S., Aggarwal, B.; Turmeric, the Golden Spice: From Traditional Medicine to Modern Medicine. In: Benzie IFF, Wachtel-Galor S, editors. Herbal Medicine: Biomolecular and Clinical Aspects. 2011; Accessed 4/19/2020.
  12. Sahebkar, A., Serban, M., Ursoniu, S., Banach, M.; Effect of curcuminoids on oxidative stress: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Journal of Functional Foods, 2015. 18(B): p. 898-909.
  13. Skiba, M., Luis, P., Alfafara, C., Billheimer, D., Schneider, C., Funk, J.; Curcuminoid Content and Safety-Related Markers of Quality of Turmeric Dietary Supplements Sold in an Urban Retail Marketplace in the United States. Mol Nutr Food Res. 2018. May;29:e1800143. doi: 10.1002/mnfr.201800143. Epub 2018 May.
  14. Tayyem, R., Heath, D., Al-Delaimy, W., Rock, C.; Curcumin content of turmeric and curry powders. Nutr Cancer, 2006. 55(2): p. 126–131.
  15. Vollono, L., Falcon,i M., Gaziano, R., Iacovelli, F., Dika, E., Terracciano, C., et al.; Potential of Curcumin in Skin Disorders. Nutrients. 2019. 11(9): p. 2169.